En el fútbol hay derrotas que no se olvidan. Algunas por su impacto, otras por su significado. Para Sebastián Beccacece, uno de esos momentos quedó grabado con fuego durante su paso por la Universidad de Chile: el gol de Luis Pedro Figueroa que le dio el título a Colo Colo en 2017.
“No es que me dolió... me mató”, confesó el actual técnico, sin eufemismos ni excusas. Aquella final del Torneo de Transición quedó como una cicatriz abierta en su memoria futbolera. No solo por perder un campeonato en la última fecha, sino por lo que significó emocionalmente.
Beccacece había llegado a la U con altas expectativas, cargando con la mochila de haber sido el ayudante de Jorge Sampaoli en la era más gloriosa del club. Su regreso como entrenador principal estaba marcado por el deseo de repetir hazañas. Pero el fútbol no siempre ofrece segundas partes exitosas.
El partido ante Colo Colo era decisivo. Ambos equipos luchaban punto a punto por el título y, aunque la U llegó con chances, fue el Cacique el que se impuso. Figueroa, con un zurdazo cruzado, escribió la historia. Y Beccacece, con la mirada perdida en el horizonte, supo que ese era un golpe distinto.
Años después, el entrenador recuerda aquel episodio no con amargura, sino con la serenidad que da el tiempo. “Ese día aprendí mucho. Perdí, sí, pero también crecí”, reconoció. Porque en el fútbol, como en la vida, las derrotas moldean el carácter.
Hoy, con una carrera más consolidada, Beccacece es un técnico respetado, que sigue forjando su camino con pasión y convicción. Pero cuando se habla de momentos que marcaron su trayectoria, ese gol, ese título perdido, sigue ocupando un lugar especial.
Porque hay caídas que duelen más que otras. Y hay goles que, más allá del resultado, terminan cambiándolo todo.